Vamos hacia tus raíces

01.07.2020

Ariel Cata "mamó" desde niño la sabia musical. Así es que a los siete años participó por primera vez en un escenario, en la fiesta de la Tradición representando a la Escuela N° 222 a la que asistía. Así comenzó su carrera, participando primero en las distintas fiestas escolares, en peñas, encuentros hasta que llego la posibilidad de actuar en los festivales de Belén y Londres en la Fiesta del Poncho y en cuanto encuentro Cultural se realizara. En sus inicios no solo contó con el apoyo de su familia sino con el de otras personas que apostaban por las manifestaciones culturales, en la escuela secundaria nos apoyaba el profesor Ahumada que nos llevó hasta Formosa  a actuar con el grupo que en esa época integraba denominado "Los Picaflores", comenta. Luego integró el grupo Nuevas Raíces con jóvenes de Belén a partir del '98 hasta inicios del '99. Actualmente en sus presentaciones como solista lo acompañan Wilson Figueroa en percusión y Carlos Carreras en teclados. Hoy, cuando las obligaciones se lo permiten,participa en el coro de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén en las misas dominicales.

Ariel es un amante de la música y para afirmarlo se remite a Beethoven diciendo, "La música está por encima de toda sabiduría y de toda filosofía". Ejecuta distintos instrumentos, teclados, quenas, sikus, bajo, percusión, pero su pasión es la guitarra, fiel compañera de sus andanzas, "por que es lo primero que aprendí a tocar y por que es el instrumento más completo que hay, "todo terreno" por que en todos los estilos de música siempre hay una guitarra".

En el Festival de la Nuez en Londres, concursó en el certamen para elegir el Himno del Festival en el '95 en el que resultó ganador y ahora, el Festival de Doma y Folclore de Valle Viejo lo consagró ganador de la Canción Inédita con su composición denominada "Vamos hacia tus Raíces", una chacarera trunca de letra y música propia.                                                                          La letra nació de la inspiración de su pueblo, Londres, habla de su tierra, sus poetas, del hijo que debe emigrar en busca de trabajo, de las guitarreadas debajo del nogal, y de la libertad donde no pasa el tiempo, "aquí siento la libertad dice".

Con ilusiones grandes                                                                                            Ariel, es un joven tranquilo, amante del silencio y de la paz donde él se refugia para inspirar sus letras que constituyen su más preferido repertorio de canciones afirma: Tengo mi mochila llena de sueños, ahora más liviana después de Valle Viejo. Mis proyectos son a corto plazo, no me hago ilusiones con los grandes, si llegan vendrán solos". Sus expectativas están puestas en los próximos festivales de la zona, donde tiene varios ofrecimien-tos y su gran meta es seguir estudiando música.                                                  Se define un loco por las cosas que él quiere y como músico un obsesionado por la perfección en sus actuaciones.

Sus inspiraciones a la hora de escribir son los paisajes, el aroma de los yuyos, el amor, cosas que le gustaría que le pasen, historias que le cuentan sus amigos, gente querida que no está con él, especialmente su madre, la gente mala y muchos temas más. El se considera un artista, "todos lo somos hasta en la vida. El artista pone el corazón, yo lo pongo para componer mis canciones, artista es el que educa a sus hijos y los forma a su manera, así también son las canciones, uno las va formando como si fuera un hijo".

En cuanto a la cultura local acota: "Hace falta una escuela de música. Alguien que guíe a los chicos que recién se inician, donde se les enseñe a ejecutar un instrumento, a amar las cosas nuestras, la música nuestra, porque hubo un bache cultural en ese aspecto de las décadas del '70 y '80.                                Aprendí gracias a mi familia que me apoyó y donde se escuchaba mucho folclore.                                                                                                                    A Ariel le gustan las cosas más simples de la vida, tomar mate entre amigos o con la familia, compartir un asado entre guitarreadas, andar con su mochila al hombro buscando inspiración, usar los guantes cortados que le regaló un mendigo en Buenos Aires que contaba en la calle.                                              No le gusta la mentira, la impunidad, el abandono de los niños, las cosas malas que hay en el mundo sobre todo la droga y la envidia. Y tampoco los que no valoran a sus raíces y antepasados. De ahí, su pasión por las cosas nuestras y sus ganas por seguir en el camino de la música folclórica mostrando Catamarca y su Londres natal al mundo.

                                       Patricia y Roxana Robles    

Diario: La Unión 

Fecha de la nota: 12/12/1999                       

@ARIELCATAOFICIAL
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